Cuenca, Ecuador.- Ante más de cien mil personas que marcharon en Cuenca para rechazar nuevos proyectos mineros, el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana enunció cuatro principios éticos que desafían las políticas extractivistas en el país latinoamericano.
La protesta inundó las calles de Cuenca el pasado 16 de septiembre en una marcha masiva para defender las fuentes hídricas del proyecto minero Loma Larga, impulsado por la empresa canadiense Dundee Precious Metals. La protesta, una de las más grandes en la historia reciente del Ecuador, culminó con una misa en la catedral de Cuenca donde el cardenal Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, pronunció un contundente discurso contra la minería irresponsable.
En su homilía, el cardenal estableció cuatro principios fundamentales que la Iglesia católica considera inviolables frente a la explotación de recursos naturales. Estos principios no solo enmarcan el debate ético, sino que interpelan directamente al gobierno y a las corporaciones mineras.
Cuatro principios contra el extractivismo
1. La vida humana sobre cualquier riqueza
El cardenal Cabrera fue categórico: "La vida de cada persona es sagrada, es más importante que cualquier riqueza, incluso que los bienes más bellos de la creación".
Advirtió que "ningún negocio, por más rentable que parezca, puede justificar que se ponga en riesgo la salud, la dignidad o el futuro de un pueblo".
Esta postura refleja la doctrina social de la Iglesia que prioriza la dignidad humana sobre el lucro.
2. Los bienes naturales son para todos
El segundo principio señala que los recursos naturales no son propiedad exclusiva de grupos económicos.
"La tierra, el agua, el aire, los frutos del campo no son propiedad exclusiva de unos pocos, sino dones de Dios para toda la familia humana", declaró el cardenal.
Denunció que "cuando unos pocos se adueñan de estos recursos, convierten el agua en mercancía o contaminan los ríos para obtener oro y otros minerales, se rompe la justicia de Dios" .
3. La ética por encima de la legalidad
En uno de sus puntos más críticos, Cabrera cuestionó los marcos legales que amparan la minería:
"Jesús nos enseña que no todo lo legal es justo, y que no todo lo rentable es ético".
Cuestionó que los sistemas jurídicos y económicos puedan ser instrumentos de injusticia cuando "protegen intereses de unos pocos y olvidan el bien común".
4. El deber moral de los gobiernos
El cuarto principio exige acción estatal: "Los gobernantes tienen la responsabilidad de proteger a los más débiles, asegurar la justicia social y cuidar la creación de toda explotación indebida".
El cardenal hizo un llamado a la ciudadanía para "exigirles coherencia y responsabilidad" .
Contexto de conflicto y solidaridad eclesial
La marcha respondió a la licencia ambiental concedida a Dundee Precious Metals para explotar oro en Quimsacocha, una zona de páramo crucial para la provisión de agua de la región. La Federación de Organizaciones Campesinas de Azuay (FOA) presentó una demanda en la Corte Provincial de Justicia para revertir la medida, argumentando riesgos de contaminación .
La Iglesia ecuatoriana mantiene una postura unificada contra la minería depredadora. Obispos como Rafael Cob de Puyo y Geovanny Paz de Latacunga han denunciado que la minería metálica "vulnera los derechos de la Tierra" y "trae muerte con su acción violenta".
Paz alertó que comunidades como Palo Quemado ya sufren impactos ambientales: "están viviendo en su propia carne el impacto ambiental producido por la minería, sobre todo en el agua y en los campos contaminados".
Organizaciones como la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM) también rechazaron proyectos como La Plata, de la minera canadiense Atico Mining, por generar "acciones de miedo y violencia" contra comunidades.
Una crisis más allá de Ecuador
El conflicto en Ecuador se enmarca en un debate global que líderes católicos del Sur Global han llevado a instancias internacionales. Cardenales como el brasileño Jaime Spengler denunciaron que el "capitalismo verde" encubre intereses que "perpetúan lógicas extractivas y tecnocráticas".
El cardenal africano Fridolin Ambongo cuestionó: "¿Cómo podemos aceptar que, en nombre de la ‘transición energética’, comunidades enteras sean exterminadas en la búsqueda de litio, cobalto o níquel?" .
El cardenal Cabrera concluyó con una frase que resonó en la plaza: "Marchamos porque creemos que la vida vale más que cualquier riqueza, que el agua vale más que el oro y todos los minerales". Esta declaración sintetiza el espíritu de un movimiento que exige alternativas al extractivismo.
La sociedad ecuatoriana enfrenta un dilema entre el desarrollo económico inmediato y la sustentabilidad a largo plazo. Con una Iglesia católica movilizada y una ciudadanía alerta, el debate sobre los límites éticos de la minería promete intensificarse en el futuro cercano.