Ciudad del Vaticano.- El cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, presentó la nota doctrinal Mater Populi Fidelis que establece la posición oficial de la Santa Sede sobre los títulos marianos, es decir, aquellos otorgados a la Virgen María, madre de Jesucristo. El documento, aprobado por el papa León XIV, determina que "es siempre inoportuno el uso del título de Corredentora para definir la cooperación de María en la obra de la redención".
Fernández explicó que "en internet, los partidarios de estas solicitudes de dogmas son muy activos y suscitan dudas entre los fieles". Aclaró que "no se trata de juzgar las intenciones de estos grupos o personas, que intentan expresar la belleza de María", pero señaló que "el papel propio del magisterio es discernir si son auténticas para tutelar la fe genuina del pueblo de Dios".
La nota doctrinal revela documentos inéditos que muestran la postura histórica del Vaticano. En 1996, el entonces cardenal Joseph Ratzinger respondió a una consulta de san Juan Pablo II afirmando que "el significado preciso de los títulos no es claro y la doctrina en ellos contenida no está madura". Ratzinger añadió que "no se ve de un modo claro cómo la doctrina expresada en los títulos esté presente en la Escritura y en la tradición apostólica".
El documento detalla la evolución del uso del término entre los pontífices: "Ni Pío XII, ni san Juan XXIII ni san Pablo VI usaron jamás esa expresión, y tampoco el Concilio Vaticano II".
El papa Juan Pablo II empleó ese título como María 'corredentora' en siete ocasiones durante su pontificado, pero "dejó de hacerlo tras conocer la opinión negativa de Ratzinger".
Benedicto XVI la evitó y el papa Francisco la rechazó explícitamente en 2019: "[La Virgen María] jamás quiso para sí tomar algo de su Hijo. Jamás se presentó como co-redentora. No, [se presentó como] discípula".
El cardenal Fernández enfatizó que "ningún Papa rechazaba estos títulos por falta de amor a María, todo lo contrario". Se trata de recordar que "solo Dios salva, solo Él infunde la gracia".
El documento, insisten, busca "superar la dialéctica entre maximalismo y minimalismo mariano, la tendencia a divinizar a la Virgen o a rebajarla hasta convertirla en un símbolo".
La nota también se refiere al título de "Mediadora de todas las gracias", señalando que "este título tiene un límite fundamental, pues ella, que es la primera redimida, no podría haberse dado a sí misma esa gracia".
El teólogo Maurizio Gronchi, de la Pontificia Universidad Urbaniana, advirtió que "cuando atribuimos a la Virgen María funciones paralelas a Cristo, nos alejamos de su verdad y contradecimos su realidad".
El documento concluye que "cuando una expresión requiere muchas y constantes explicaciones para evitar que se desvíe de un significado correcto, no presta un servicio a la fe del Pueblo de Dios y se vuelve inconveniente"; aunque no habla de ningún fenómeno en específico se entiende la relevancia para aquellas manifestaciones sobrenaturales de María (con apariciones o mensajes privados) que se han hecho populares a finales del siglo pasado y en algunas regiones del mundo.
El texto representa la posición definitiva del Vaticano tras recibir "decenas de cartas de fieles católicos" y ocho millones de peticiones durante el pontificado de Juan Pablo II solicitando el dogma mariano.

