Ciudad del Vaticano.- Líderes indígenas canadienses y sobrevivientes de las escuelas residenciales se reunieron con el papa Francisco para compartir en primera persona las vejaciones que sufrieron a manos de empleados y sacerdotes católicos.
La historia de las Escuelas Residenciales Canadienses se ha visto gravemente empañada por los abusos que cometieron sus directivos (muchos de ellos católicos) contra la dignidad humana e incluso contra el derecho a la santa sepultura de millares de niños y jóvenes a finales del siglo XIX y toda la mitad del siglo XX; por ello, algunas víctimas y los liderazgos de las comunidades indígenas fueron recibidos por el pontífice argentino como parte de un acercamiento de atención, de perdón, reconciliación y reparación de daños causados.
"Aunque el reconocimiento, las disculpas y la expiación llegarían con mucho retraso, nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto", dijo Cassidy Caron, presidenta del Consejo Nacional Métis, a la prensa en la Plaza de San Pedro.
Las reuniones de esta semana, aplazadas desde diciembre debido a la pandemia, forman parte de los esfuerzos de la Iglesia y el gobierno de Canadá para responder a las exigencias indígenas de justicia y reparación, dos antiguas demandas que ganaron fuerza el año pasado tras el descubrimiento de cientos de tumbas sin marcar ante algunas de las escuelas.
Fuentes del Vaticano han explicado que el papa Francisco ha reservado varias horas esta semana para reunirse en privado con las delegaciones de las Primeras Naciones -Métis e Inuit- así como con un asesor de salud mental presente en cada sesión. Los delegados se reunirán después el viernes como grupo para una audiencia más formal, en la que Francisco ofrecerá un discurso.
Caron dijo que Francisco escuchó atentamente los relatos de tres de los muchos sobrevivientes métis: "Le contaron sus historias personales; y el Papa mostró cierto pesar pero, hasta el momento, no ha ofrecido una disculpa", reveló. La representante de este consejo nacional de indígenas métis dijo que, en la reunión, se hizo hincapié sobre la necesidad de trabajar por la verdad, la justicia y la curación.
"Confiamos en que, al comprometerse con nosotros, el Papa se comprometa a tomar acciones reales. Para que la Iglesia pueda comenzar por fin su propia senda hacia la reconciliación significativa y duradera", aseveró.
Caron, ataviada con chaqueta tradicional métis, agregó que la delegación de esta comunidad indígena obsequió al pontífice un par de mocasines rojos con cuentas típicas de su tribu.
Se explicó que el obsequio fue un "gesto de la voluntad del pueblo métis a perdonar si hay una disculpa significativa de la Iglesia"; incluso la delagación explicó que el color rojo de las zapatillas "representa que, aunque el papa Francisco no lleva los zapatos rojos tradicionales de Papa, él camina con el legado de los que vinieron antes de él: lo bueno, lo grande y lo terrible".
Tal como hemos reportado, más de 150 mil niños nativos canadienses fueron obligados a asistir a escuelas del financiadas por el gobierno y puestas bajo cuidado de congregaciones cristianas, muchas de ellas eran misiones católicas. Todo el siglo XIX y hasta la década de 1970 fue un esfuerzo del gobierno de Canadá para aislarlos de la influencia 'no-occidental- de sus hogares y cultura, convertirlos al cristianismo y asimilarlos en la sociedad general, que gobiernos anteriores consideraban superior.
El gobierno canadiense ha admitido que los abusos físicos y sexuales eran rampantes, y que se golpeaba a los alumnos por hablar sus lenguas nativas. Esa herencia de abusos y aislamiento ha sido mencionada por líderes indígenas como una causa crucial para las tasas epidémicas de drogadicción y alcoholismo en las reservas.
Casi tres cuartos de las 130 escuelas residenciales estaban gestionadas por congregaciones misioneras católicas.
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