Awali, Reino de Baréin.- Desde el corazón de la isla mayor que compone el archipiélago del Reino de Baréin en el Golfo Pérsico, el papa Francisco ha participado en el 'Foro para el Diálogo: Occidente y Oriente por la Convivencia Humana' donde destacó -además de un reiterado llamado a la paz en el mundo- un principio que debe estar en la convicción de todos los creyentes: "El hombre religioso no apoya alianzas contra alguien, sino caminos de encuentro con todos".
El pontífice realiza su segundo viaje pontificio a la región del Golfo Pérsico del 3 al 6 de noviembre. Antes de la pandemia, en 2019, visitó los Emiratos Árabes Unidos para esencialmente encontrase con el mundo islámico y sus representantes para promover la fraternidad humana y el diálogo entre todas las religiones. En aquel viaje, Francisco firmó con el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, una declaración de fraternidad universal, parte de lo que después se acrisolaría en su encíclica Fratelli Tutti.
El Papa fue recibido el jueves por la tarde por el rey de Baréin, Hamad bin Isa al Jalifa, en el Shakir Royal Palace; ante la casa real destacó la importancia de la libertad religiosa, la abolición de la esclavitud y la promoción de la actividad de las mujeres en la vida social del reino; y consideró que esta nación insular puede aportar mucho en diálogo, respeto y desarrollo fraterno en la región del Golfo Pérsico.
Ante el cuerpo diplomático y el resto de funcionarios del rey, el Papa centró su mensaje en solicitar en un compromiso por la paz: "Pienso, en particular, en la realidad monstruosa e insensata de la guerra, que siembra destrucción en todas partes y erradica la esperanza. En la guerra emerge el lado peor del hombre: el egoísmo, la violencia y la mentira. Sí, porque la guerra, toda guerra, representa también la muerte de la verdad. Rechacemos la lógica de las armas e invirtamos la ruta, convirtiendo los enormes gastos militares en inversiones para combatir el hambre, la falta de asistencia sanitaria y de instrucción".
Francisco puso como ejemplo la guerra 'olvidada' de Yemen: " Recuerdo en la oración sobre todo a los civiles, a los niños, a los ancianos, a los enfermos, e imploro: ¡que callen las armas, que callen las armas, que callen las armas! ¡Comprometámonos en todas partes y realmente por la paz!", dijo.
Al día siguiente, Francisco participó en la clausura del Foro de Diálogo donde destacó la función de las religiones en el siglo XXI: "Los líderes religiosos no podemos dejar de comprometernos y de dar buen ejemplo. Tenemos un papel específico y este Foro nos ofrece una nueva oportunidad en este sentido. Nuestra tarea es animar y ayudar a la humanidad, tan interdependiente como desconectada, a navegar conjuntamente".
Y nombró tres tareas esenciales: Promover la oración que toca el corazón del hombre, la educación de la mente del hombre y la acción a las fuerzas del hombre. Para el primer desafío abogó por la libertad religiosa; en el segundo destacó la emergencia educativa global y en el tercero destacó la responsabilidad de condenar los 'discursos de odio' y la censura a aquellos que patrocinan la intolerancia y el extremismo:
"No basta decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre. Y ni siquiera es suficiente tomar distancia de la intolerancia y del extremismo, es preciso actuar en sentido contrario... El hombre religioso, el hombre de paz, se opone también a la carrera armamentística, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte. No apoya alianzas contra alguien, sino caminos de encuentro con todos; sin ceder a relativismos o sincretismos de ningún tipo, sigue una sola senda, la de la fraternidad, el diálogo y la paz", aclaró el Papa.
Posteriormente, el pontífice volvió a encontrase con el gran imán de Al-Azhar y sostuvo un diálogo con el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. La oficina de prensa detalló el encuentro con el líder musulmán a quien le agradeció su trabajo por favorecer el diálogo entre las diferentes ramas del islamismo.
Junto a Ahmad Al-Tayyeb, el papa Francisco participó en un encuentro con el Consejo Musulmán de Ancianos. Reconoció los esfuerzos para promover la reconciliación entre musulmanes y evitar divisiones y conflictos. Destacó que los creyentes tienen "la oración y la fraternidad" para responder a las crisis humanas contemporáneas: económicas, ecológicas y geopolíticas: "Estas son nuestras armas, humildes y eficaces. No nos debemos dejar tentar por otros instrumentos, por atajos indignos del Altísimo, cuyo nombre de Paz es insultado por quienes creen en las razones de la fuerza y alimentan la violencia, la guerra y el mercado de armas".
Al término de este encuentro, el Papa se dirigió a la Catedral de Nuestra Señora de Arabia "La Catedral del Desierto"; que es la mayor iglesia de todo el Golfo Pérsico y un refugio para los cerca de 80 mil católicos del país, la gran mayoría trabajadores inmigrantes procedentes de Filipinas y la India.
En la Catedral, ubicada en una zona de pequeñas casas de inmigrantes que trabajan en las refinerías de la nación petrolera, el Papa participó en un encuentro ecuménico, con los representantes de las otras religiones cristianas y donde también estuvo el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I.
El recinto católico tiene una simbólica importancia para la región ya que en Baréin se abrió la primera iglesia en el Golfo Pérsico en 1939, la iglesia el Sagrado corazón, que era hasta ahora la única del país. Fue el obispo vicario del Golfo Pérsico, Camillo Ballin, quien consiguió que el monarca Hamad bin Isa al Jalifa accediese a la construcción de la nueva iglesia y éste donó los terrenos: La nueva Catedral de Nuestra Señora de Arabia fue apenas inaugurada el pasado diciembre por el cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la evangelización de los Pueblos.
El Papa, ante los cristianos, llamó a la unidad en la diversidad y a dar un mayor testimonio de vida. También pidió reflexionar sobre lo que los cristianos hacen por la paz:
"Preguntémonos, ahora que rezamos juntos por la paz: ¿somos realmente personas de paz? ¿Estamos habitados por el deseo de manifestar en todas partes la mansedumbre de Jesús, sin esperar nada a cambio? ¿Hacemos nuestros, llevándolos en nuestros corazones y en nuestras oraciones, los cansancios, las heridas y la desunión que vemos a nuestro alrededor?"
La agenda del Santo Padre continua este sábado 5 y domingo 6 de noviembre con una Misa en el Estadio Nacional de Baréin a donde se prevé acudan 20 mil católicos; sostendrá un encuentro con la juventud en la Escuela del Sagrado Corazón. El domingo rezará el Ángelus con los obispos, sacerdotes, consagrados y agentes pastorales en la iglesia del Sagrado Corazón en Manama, capital de Baréin y volará de regreso a Roma hacia el mediodía.