Ciudad de México.- El cardenal diplomático vaticano, de origen argentino, Leonardo Sandri, ha vuelto a México como delegado del Sumo Pontífice, en esta ocasión para representar a la Santa Sede en los actos celebrativos por los 200 años de la Consumación de la Independencia mexicana que se realizarán este 27 de septiembre.
Leonardo Sandri, actual prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, fue nuncio apostólico en México por un brevísimo momento ente el 1 de marzo y el 16 de septiembre del año 2000, año de la transición política y cambio de régimen en Estado mexicano, antes de ser nombrado sustituto de la Secretaría del Estado Vaticano. En otras ocasiones ha sido parte de la delegación apostólica que acompaña al Papa en sus viajes a México pero, en esta oportunidad, representa al papa Francisco en los actos oficiales para el Bicentenario de la Consumación de la Independencia de México.
Ya instalado en México, el cardenal Sandri ha celebrado en la Basílica de Guadalupe acompañado por el rector del Santuario y el Cabildo Guadalupano así como por el nuncio apostólico en México, Franco Coppola. Desde el púlpito, el cardenal hizo una reflexión sobre el encuentro de las culturas europeras y americanas hace cinco siglos y destacó los esfuerzos de evangelización de las tierras mexicanas.
"Quien llega a una tierra que le es desconocida, pero que ya es habitada por grandes civilizaciones, no puede traer el evangelio como signo de supremacía o como argumento para imponerse por la fuerza sino como un regalo que esta hecho para ser compartido y darse a conocer".
En su alocución también destacó la figura de san Juan Diego Cuauhtlatoatzin, vidente de la Virgen de Guadalupe y portador del mensaje de Nuestra Señora: "Los pies de Juan Diego caminan por los senderos de esta zona para traer el anuncio del prodigio del que fue destinatario. Su mirada está embelesada por la Bella Mujer vestida de Sol… por iniciativa de Dios, ciertamente se convirtió en discípulo del Reino, un Reino que no pisotea a las civilizaciones de esta tierra sino que las dirige al encuentro con Cristo como ese acontecimiento extraordinario que, de alguna manera, se esperaba según los calendarios y estudios astronómicos de los pueblos autóctonos".
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Para explicar su retorno a la patria mexicana, el cardenal Sandri elevó una plegaria a la Virgen Morena: "Vengo ahora, en nombre del papa Francisco que te quiera tanto, y que cada año, el 12 de diciembre, celebra tu fiesta en la Basílica de san Pedro, para decir que el mundo entero es guadalupano".
En su oración, el cardenal reconoció que, entre los desiertos y dolores de la historia y "en el mundo desgarrado por la pandemia y marcado por las guerras, la violencia y los abusos", la humanidad necesita escuchar la voz de la Madre de Dios en su advocación de Guadalupe: "No temas. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?"
Al concluir su plegaria, el cardenal Sandri hizo tres peticiones concretas: "Que las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México estén bajo tu mirada, ¡Oh Virgen de Guadalupe!… Ningún hombre, ninguna nación pisotee los derechos de los demás especialmente de los pobres y oprimidos. Y ninguna nación confunda la idea de una presunta libertad humana como forma para liberarse de la dulce presencia de Dios y de su anuncio en la sociedad".