Brasilia, Brasil.- La Comisión para la Ecología Integral y Minería de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) publicó un manifiesto que constituye una de las posturas más críticas y urgentes emanadas de la Iglesia latinoamericana frente a la crisis planetaria.
“Afirmamos con convicción que el modelo capitalista no tiene salvación. Por su propia esencia, avanza explotando cada vez más la naturaleza y los pueblos, o se desmorona, con la interrupción de su ciclo”.
El documento, titulado “Ecología Integral: una narrativa para enfrentar la crisis socio-ambiental planetaria”, sirve de preparación para la COP30 y ofrece un marco teológico-político para la acción pastoral.
El texto, de 32 páginas, establece una posición doctrinal clara: el modelo capitalista, por su esencia explotadora, “no tiene salvación”. Afirma que su lógica de acumulación infinita es incompatible con un planeta finito y lo señala como el principal responsable de la devastación socioambiental.
El manifiesto recupera la advertencia del poeta Carlos Drummond de Andrade de 1975 sobre la destrucción de las montañas por la codicia minera y la conecta con el “grito de la Tierra” actual. Critica con dureza las soluciones promovidas por el capitalismo verde, a las que califica de “maquillaje” para un sistema depredador.
“No hay nada más contradictorio que el ‘capitalismo verde’... ¿Quién está pagando la pintura?”, se pregunta el texto, en un pasaje dirigido a desenmascarar lo que considera un contrasentido.
Una crítica estructural y un llamado profético
El documento va más allá de una ecología superficial. Citando al líder seringueiro Chico Mendes, recuerda que “la Ecología sin lucha de clases es jardinería”. En esta línea, el manifiesto argumenta que la defensa de la casa común requiere confrontar directamente a los opresores y explotadores de la naturaleza, que “están siempre organizados para controlar los cuerpos, los territorios de los pobres y la tierra”.
El texto también es una guía de acción. Propone una “transformación estructural” y no una mera “transacción energética” que perpetúe desigualdades. Entre sus caminos de esperanza, destaca:
- La defensa de los territorios comunitarios: Donde los pueblos originarios y tradicionales cuidan sus tierras, la biodiversidad se preserva. Son “zonas de protección climática”.
- La reforma agraria y la agroecología: Se presentan como antídoto al agronegocio, generando soberanía alimentaria y una economía circular.
- La “sobriedad feliz”: Un concepto promovido por el Papa Francisco que invita a un estilo de vida que encuentra la alegría fuera del consumo obsessivo.
- La desinversión en minería: Siguiendo directivas de conferencias episcopales como la de Austria, llama a las iglesias a retirar sus inversiones de empresas depredadoras.
Un fundamento teológico: “El ser humano es la naturaleza”
El manifiesto se arraiga en una teología de la creación profunda. Afirma que “defender la Ecología Integral es materia constitutiva de la fe cristiana” y desarrolla la idea de un “Cristo cósmico” presente en toda la creación, citando a Teilhard de Chardin.
Esta visión se contrapone a la cosmovisión occidental que separa al ser humano de la naturaleza, una filosofía que, según el documento, ha llevado al planeta al borde del colapso.
La publicación de este manifiesto posiciona a la Iglesia de Brasil a la vanguardia de la aplicación concreta de la encíclica pontificia Laudato Si' y la exhortación apostólica post sinodal Querida Amazonia. Es un documento editorial que no solo analiza la realidad, sino que sirve de instrumento para que diócesis, parroquias y movimientos sociales alineen su acción pastoral y su advocacy política con una visión integral de la ecología, la justicia y la fe.
Manifiesto: Ecología Integral, una narrativa para enfrentar la crisis socio-ambiental planetaria