Ciudad de México.- Durante el coloquio 'El Papa Francisco: su legado y la Iglesia católica en la encrucijada de nuestro tiempo', realizado en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, el periodista Felipe de Jesús Monroy, director de VCNoticias, reflexionó sobre la vinculación entre la reforma integral en el gobierno de la Iglesia católica y la estrategia comunicativa emprendidas ambas por el papa Francisco.
En su ponencia, impartida en el auditorio Pablo González Casanova del IIS-UNAM, el comunicólogo destacó que la renuncia del papa Benedicto XVI en 2013 marcó el inicio de una transformación en la Iglesia. Expresó que, esta decisión permitió la elección de Francisco, quien introdujo un estilo comunicativo más cercano y accesible para poder responder al desafío de reformar del gobierno de la Iglesia después de los casos de escándalo, corrupción y abuso en algunos organismos pontificios.
Francisco comenzó utilizando un lenguaje comprensible para el pueblo, evitando tecnicismos eclesiásticos que definió como 'vaticanés'; continuó con la creación de un compacto grupo de cardenales de todos los rincones del orbe (llamado G-8) para asesorar y trabajar en la reforma integral del gobierno y cuyo trabajo concluyó en 2022 con la promulgación de la constitución apostólica Praedicate Evangelium.
Las reformas que incluyeron la simplificación y centralización burocrática de los organismos comunicativos de servicio, el acercamiento a otros espacios de diálogo y comunicación (desde los TED Talks y Twitter hasta el documental sin red de seguridad con los jóvenes en Amén. Francisco responde) se vieron nutridos con gestos personales, metáforas, parábolas y otros mecanismos discursivos del Papa argentino quién buscó renovar la perspectiva de la sociedad sobre la Iglesia y devolverle su relevancia en el mundo contemporáneo.
La ponencia de Felipe Monroy ofreció una visión detallada de cómo la comunicación y las reformas estructurales impulsadas por el Papa Francisco jugaron un papel coaligado en la recuperación de la imagen social y periodística sobre la Iglesia católica en el siglo XXI; uno de los signos más claros de esto fue el cambio de actitud de adversidad a interés auténtico de una buena parte de los medios de comunicación global durante las cobertura noticiosa de los funerales del pontífice Bergoglio, el cónclave y la elección del papa León XIV.
En la misma mesa del coloquio, el sacerdote y doctor en Teología, Julián López Amozurrutia, de la Universidad Pontificia de México, coincidió en que si bien el papa Francisco marcó una etapa con su visión de una Iglesia samaritana, comprometida con la realidad humana, aclaró que "no se puede entender a Francisco sin sus antecesores", destacando así la continuidad histórica del papado.
El doctor en Teología también consideró que con la elección de un nuevo Papa que cuenta con una formación especializada en la ley canónica de la Iglesia será capaz de dar estructura a la intuición y a los procesos iniciados por Francisco.
López Amozurrutia subrayó que uno de los grandes aportes de Francisco en su pontificado fue precisamente el de "iniciar procesos" que redundan en una mirada más amplia y que eluden lecturas simplificadas del mundo: “La realidad es poliédrica”, recordó, aludiendo a una complejidad que exige múltiples niveles de análisis.
Esta idea -continuó el religioso- permitió a Francisco impulsar una Iglesia sinodal, abierta al diálogo, centrada en el camino compartido y en la atención al prójimo, como enseña la parábola del buen samaritano.
Al reflexionar sobre esa parábola, el doctor Amozurrutia destacó cómo la parábola del buen samaritano —ajeno al grupo religioso oficial— actuó con misericordia concreta. Curó heridas, usó su dinero y ofreció hospitalidad.
“No resolvió el mundo, pero atendió al necesitado que encontró”, afirmó. Esta atención directa define la misión de una Iglesia con rostro humano.
Finalmente, el sacerdote canónigo teológico de la Catedral Metropolitana de México sostuvo que el sucesor de Francisco podrá institucionalizar las intuiciones del Papa jesuita: "La Iglesia necesita estructurar el impulso pastoral con normas claras", afirmó.
De ese modo, se espera que el papa León XIV estabilice procesos y fortalezca una visión que priorice la compasión, el servicio y el discernimiento en tiempos de gran complejidad.