Durango, Durango.- Tras dos años de ausencia de niños y jóvenes en las aulas de sus escuelas, el retorno a la formación presencial ha costado mucho trabajo a padres y profesores, toda vez que los menores aún lidian con los efectos de la pandemia de COVID-19, afirmó el arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz Jiménez.
El arzobispo afirmó que niños y jóvenes "han iniciado sin sentido de la vida y sin ganas de trabajar su formación dentro de las aulas".
El obispo refirió que diversos especialistas en salud mental analizan el efecto psicológico en los menores tras el largo aislamiento ocasionado por la pandemia: una serie de enfermedades del cuerpo y la mente que hoy se reflejan en el comportamiento en las aulas escolares.
En entrevista para El Sol de Durango, el arzobispo confirmó que la Iglesia local continúa con su servicio de evangelización en la educación de los jóvenes y niños: "Los maestros nos han manifestado que los alumnos han regresado a clases sin ganas de trabajar, sin sentido a la vida, sin tener deberes, solo derechos", dijo.
Armendáriz comentó que la base de la formación y la solución ante esa problemática, está en los padres de familia, ahí es en donde se tiene que gestar la paz de los hijos, la paz en la sociedad.
Los jóvenes y niños, sin descartar a los adultos, el estar “encerrados” en sus hogares, el dejar de convivir, de sociabilizar por mucho tiempo hoy da como resultados una serie de problemas emocionales que tienen que ser atendidos.
La Iglesia de Durango, desde hace varias semanas, inició trabajos con la pastoral educativa, con la que se está impulsando y evangelizando dentro de la formación académica, dijo el arzobispo.
De acuerdo a los informes de los propios maestros, los estudiantes se acostumbraron a estar en su hogar, de no cumplir con sus responsabilidades. Los estudiantes como seres humanos tienen que superar con el apoyo de la propia Iglesia y las autoridades de salud, esa mala etapa que provoco la pandemia de la COVID-19 en donde lamentablemente hubo pérdidas de vidas.
Ante esta realidad, comentó que la Arquidiócesis seguirá defendiendo el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte de manera natural.
Reconoció que el trabajo para salvaguardar la vida de los seres que ya están en el vientre de la madre tiene que ser de manera conjunta, autoridades, sociedad e Iglesia, sin que esto sea interpretado como una acción religiosa. Tienen que prevalecer los buenos valores y formar familias sólidas, las cuales son la base de una sociedad prospera.