Ciudad de México.— La Arquidiócesis de México hizo un reconocimiento a la realización del XIV Congreso Mundial de las Familias, que se realizó en su territorio diocesano del pasado 30 de septiembre al 2 de octubre, en el que participaron especialistas de talla internacional.
La Iglesia capitalina, a través de su órgano oficial de comunicación, detalló que en el congreso se pusieron sobre la mesa temas de gran relevancia para el futuro de las familias a nivel mundial: crisis económicas, violencia y conflictos domésticos, adicciones e ideologías dañinas, comunicación y educación de los hijos, estructuras familiares e identidad, etc.
Entre muchos paneles, uno en particular versó sobre “Familia y trabajo”. En él, se tocaron varios aspectos fundamentales que urge atender ahora que el mundo comienza a girar de nuevo a una velocidad vertiginosa tras el regreso presencial a todas las actividades sociales.
Y es que, durante la pandemia, algunas familias se desintegraron, pero muchas más lograron salir adelante, fortalecidas y confiadas en que ahora no hay fuerza capaz de destrozar esta institución, purificada durante este tiempo en el crisol de la enfermedad y la crisis económica y laboral que provocó el virus.
Después del aislamiento, las familias han entrado en nuevas dinámicas y nuevos desafíos, y en muchos casos, con fuentes de trabajo aún débiles, lo cual pone en riesgo la estabilidad material y emocional de las mismas. Es momento de apuntalar las estructuras laborales por el bien del país, y esto se logra de manera conjunta: gobierno, empresarios y trabajadores.
A través de la editorial de su órgano informativo, la Arquidiócesis de México recordó que el papa Juan Pablo II decía que la clave de la cuestión social es el trabajo, ya que con un trabajo digno el ser humano puede mantener a su familia; sus hijos e hijas pueden tener educación; la familia puede tener acceso a derechos como la vivienda y la seguridad social. ¡Cuántos mexicanos no tienen nada de eso en este momento!
Y dentro del trabajo, el salario digno constituye el instrumento más importante para practicar la justicia en las relaciones laborales, porque dicho salario es fruto del trabajo honesto, creativo, y el reconocimiento de los empresarios o patrones y del Estado a la dignidad de cada trabajador y su familia.
"El Congreso Mundial de las Familias ha puesto su mirada en este punto tan importante para el futuro de las familias mexicanas, no sólo heridas económicamente, sino también por la violencia y la inseguridad. Pero justamente, el trabajo y el salario dignos, son clave para acabar con estos y otros males que nos lastiman como país".
"Hoy -concluyó el informativo- el modo de salvaguardar los derechos del trabajador y de su familia empieza por asegurar un trabajo con un salario digno, que sea capaz de cubrir todos los gastos, además de procurar el ahorro para la procuración de la propiedad familiar y el disfrute de esparcimiento y actividades culturales y recreativas".