La Habana, Cuba.- Tras las multitudinarias manifestaciones populares en varias ciudades de Cuba que han revivido discursos políticos e ideológicos, los obispos católicos de la isla caribeña han hecho un llamado a la paz pues “La violencia engendra violencia, la agresividad de hoy abre heridas y alimenta rencores que costará mucho trabajo superar”.
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) pidió tanto a las autoridades como a la ciudadanía y a otros entes sociales involucrados “a no incentivar la situación de crisis”; por el contrario, exigió “serenidad de espíritu y buena voluntad” para ejercitar la escucha, la comprensión y tolerancia… “para buscar caminos de una justa y adecuada y adecuada solución”.
“No se llegará a una solución favorable por imposiciones, ni haciendo un llamado a la confrontación”, sintetizaron.
En su mensaje, los pastores católicos reflexionan: “No podemos cerrar los ojos ante los acontecimientos que ha vivido nuestro pueblo y que en algunos lugares continúan… salieron a la calle miles de personas en ciudades y pueblos de Cuba, protestando públicamente, expresando su malestar por el deterioro de la situación económica y social que vive nuestro pueblo y que se ha acentuado de manera significativa”.
Las manifestaciones comenzaron el 11 de julio pasado y sus efectos se han extendido en varias partes del mundo al punto de recrear viejas tensiones políticas e ideológicas entorno al estatus de la isla. Al respecto, los obispos opinan:
“Entendemos que el gobierno tiene responsabilidades y ha tratado de tomar medidas para paliar las dificultades… el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas; y a su vez expresar públicamente cómo algunas medidas le están afectando seriamente”.
En su mensaje, el episcopado manifiesta su preocupación por el ‘inmovilismo’ que, en lugar de dar respuesta a los problemas, se continúe en una ruta sin soluciones:
“No sólo vemos que las situaciones se agravan, sino, también que se camina hacia la rigidez y endurecimiento de posiciones que pudieran engendrar respuestas negativas, con consecuencias impredecibles que nos dañarían a todos”.
La propuesta de los líderes católicos se basa en el ejemplo y magisterio del papa Francisco: Escucha mutua, acuerdos comunes, pasos concretos y tangibles que contribuyan, y el aporte de todos los cubanos para “construir la patria con todos y para el bien de todos. Esa es la patria que queremos”.
En el mismo tono, la organización de comunicación católica SIGNIS-Cuba expresó también su posicionamiento sobre los acontecimientos en Cuba:
“No es posible negar ni disfrazar con eufemismos la violencia sin límite, frustración que estalla, manipulación de los hechos, manifestaciones pacíficas que acaban en sangre y secuestros; sacerdotes, seminaristas y laicos —incluyendo a varios miembros de nuestra organización— sobre los que ha caído la fuerza de esta brutalidad”.
SIGNIS-Cuba denunció la desconexión a internet y la política de silencio sobre los hechos que se viven en la isla: “Queremos subrayar que las protestas del 11 de julio y las jornadas siguientes responden a causas que aún no han sido resueltas: carencias económicas profundas, crisis y frustración, anhelo de justicia social y bienestar, deseos de vivir y actuar de acuerdo con la conciencia propia, sin miedo y con las garantías y derechos que nos corresponden como seres humanos. En adición, padecemos los embates de una pandemia que nos ataca con mayor fortaleza cada día”.
El mensaje, firmado por el presidente de SIGNIS-Cuba, Xavier Carbonell, concluye: “Rezamos incesantemente por aquellos que permanecen desaparecidos o en prisión, y demandamos su liberación; reprobamos en todo momento el uso de la violencia y la brutalidad, y hacemos un llamado a la razón”.