Sydney, Australia.- La Arquidiócesis católica de Sydney ha lanzado una campaña dirigida a las autoridades civiles para que, en el proceso de reapertura de los templos al culto público, no se someta a un 'doble estándar' respecto a otros espacios públicos como el transporte o las oficinas.
"Como católicos a lo largo de Australia -escriben en una carta dirigida a las autoridades del Estado-queremos expresar nuestra gratitud por su liderazgo durante la pandemia del COVID-19... apreciamos sus preocupaciones sobre el mantenimiento de nuestra salud física... pero nos preocupa que nuestras necesidades [espirituales] no reciban igual atención en la planceación hacia la recuperación".
La carta exige: "Necesidamos la libertad de atender nuestras necesidades espirituales tanto como la salud física... contrariamente a lo dicho durante esta pandemia, nosotros no consideramos la asistencia a la Iglesia como 'no esencial'; por el contrario, nada es más esencial que la práctica de nuestra fe".
"No estamos pidiendo trato especial alguno, simplemente pedimos trato equitativo. Sabemos que la reactivación económica y la educativa son importantes para el buen funcionamiento social; pero también lo es la reanudacion de los servicios religiosos. La libertad de religiosa es necesaria para el desarrllo humano y una gran aportación para el bien común. Por tanto, permítannos ejercer nuestra fe con libertad y justicia".
El arzobispo Anthony Fisher, de 60 años, explicó el 27 de mayo que "no tiene sentido que un autobús que para fuera de la catedral de Santa María pueda tener más personas que los que hay en la catedral misma".
La catedral de Sydney -ejemplifica su arzobispo- tiene 2 mil 600 metros cuadrados; mientrs que el tamaño promedio de un autobús de ciudad tiene 37 metros cuadrados, lo que hace a un autobús 70 veces más pequeño que la catedral.
También criticó la norma que obliga a las personas tengan que firmar para entrar a la catedral, pero no cuando ingresan a un café.