Ciudad de México.- Las disposiciones implementadas por el papa Francisco para erradicar el abuso sexual y el encubrimiento de dichos crímenes, así como la misión especial enviada por la Congregación para la Doctrina de la Fe a México para finales de marzo, son vistas como una “oportunidad” de fortalecer la lucha “contra la cultura de abuso y el sistema de encubrimiento” en la Iglesia católica.
En rueda de prensa conjunta, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Nunciatura Apostólica en México, el Centro de Protección al Menor (CEPROME) y la consejería jurídica del Consejo Nacional de Protección de Menores (CNPM) coincidieron que, aunque apenas se ha iniciado un largo camino hacia la justicia y la prevención del flagelo de abuso sexual, confirman que la actitud de ‘tolerancia cero’ es la dirección correcta y necesaria para que ningún caso quede impune en la Iglesia católica.
Según fue confirmado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el papa Francisco ha designado al arzobispo Charles Scicluna y al sacerdote Jordi Bertomeu, expertos en temas de pederastia clerical, para presidir una misión especial en México y realizar un diagnóstico de la situación tanto de abusos sexuales cometidos por clérigos como los posibles actos de encubrimiento de obispos y superiores de congregaciones. Los delegados llegarán el 20 de marzo y, además de sostener encuentros con autoridades eclesiásticas, han abierto su agenda para recibir a todo aquel que tenga una denuncia contra clérigos perpetradores de abuso o superiores que han encubierto a los criminales.
Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la CEM, aseguró que desde el organismo colegial de obispos mexicanos se ha trabajado en diferentes procesos desde 2016 con el objetivo de apoyar a las diócesis para que se asuma la responsabilidad de los obispos en sus iglesias locales, en la obligatoriedad de la rendición de cuentas ante las autoridades civiles y eclesiásticas, en la transparencia de los procesos hasta donde permitan las leyes; y, desde 2019, en la asistencia directa de las víctimas para ayudarlos en el proceso de denuncias por abuso o encubrimiento institucional ante las instancias correspondientes.
Al respecto, el sacerdote Daniel Portillo, director de CEPROME, reconoció que tanto las denuncias como los errores en la atención a las víctimas han costado la fe de católicos y el descenso de la credibilidad a nivel institucional; pero consideró que también son una oportunidad de cambio y renovación hacia la prevención:
“La misión que envía la Santa Sede a nuestro país es fruto de muchos rostros que se esforzaron a lo largo de la historia de nuestra Iglesia en México para oponerse a las estructuras de corrupción y abuso. Lamentablemente algunos de los actores que contribuyeron al cambio quizá por razones obvias ya no se encuentran dentro de nuestras paredes eclesiales. Nuestro agradecimiento a aquellos que lucharon contra todos los antivalores y delitos que se suscitaban dentro de nuestra Iglesia”, afirmó Portillo.
Transparencia, tarea en curso
Con datos recabados y cotejados entre la conferencia episcopal y la nunciatura en México -y a pesar de que no todos los obispos del país han colaborado con transparentar sus expedientes- se tiene noticia que, en los últimos diez años, 271 sacerdotes diocesanos han sido acusados de abuso sexual infantil; han sido abiertos 123 procesos canónicos y 103 ministros han sido dimitidos del estado clerical. Además, según una investigación independiente del Observatorio Eclesial Nacional en notas de prensa, se sabe que 119 casos se han llevado a las fiscalías de procuración de justicia.
Aún más, luego que el Nuncio apostólico en México, el arzobispo Franco Coppola, dispusiera al público su contacto para recibir denuncias en noviembre pasado, ha recibido “decenas” de denuncias entre las que se incluye a cuatro obispos mexicanos acusados de encubrir a sacerdotes criminales.
También la CEM, luego de la petición del Papa en febrero del 2019 para atender víctimas; la presidencia de este organismo colegial ha recibido “al menos quince” víctimas que solicitaron asesoría para canalizar sus denuncias.
Por estos casos, la CEM y la Nunciatura pidieron ayuda a la Santa Sede; y el papa Francisco ha respondido con la designación de la misión especial de Scicluna y Bertomeu, semejante a la enviada a Chile en 2018 y que concluyó con la presentación de las renuncias de todos los miembros del episcopado chileno.
A pregunta expresa sobre si la visita de Scicluna y Bertomeu podría derivar en un escenario semejante al vivido por el episcopado chileno, Cabrera aseguró: “Son historias totalmente distintas, son caminos distintos. Nosotros quisimos que certificara nuestro camino, que diera certeza de que vamos correctamente, que nuestro caminar va por buen camino. Estamos muy contentos de que vengan a fortificar nuestro camino”, insistió el presidente de la CEM.
Desde 2019, el papa Francisco endureció las normas y los procedimientos en la Iglesia católica para que se combata no sólo el abuso sexual contra menores y personas vulnerables, sino que también se reprenda toda actitud o acción de encubrimiento o complicidad desde la jerarquía, superior u ordinario.
Según lo planteó el abogado Joaquín Fortín, consejero jurídico de la CEM y el Consejo Nacional de Protección al Menor, todos los casos de abuso sexual en la Iglesia tienen que ir al conocimiento del Ministerio Público, pero también ya hay finalmente legislaciones civiles y eclesiásticas que combaten la cultura de encubrimiento: “En la legislación civil hay mecanismos para sancionar a quien ha incurrido en complicidad o encubrimiento. Y en lo canónico, el Papa estableció la responsabilidad de obispos y superiores mayores, puede incluso llegar a la remoción de sus cargos”.
Y, por ello, no han faltado instituciones eclesiales que han mostrado resistencia a este camino ‘tolerancia cero’.
Resistencias y amenazas
Alfonso Miranda, obispo secretario general de la CEM, quien ha conducido buena parte de los esfuerzos interinstitucionales de combate y prevención ante los abusos, aseguró que el esfuerzo por mostrar sintonía en todas las diócesis respecto a las nuevas disposiciones de la legislación canónica ha sido un trabajo prolongado en el que no han faltado resistencias y situaciones de silencio.
“Hay resistencias eclesiales mismas que generan violencias o agresiones ideológicas que pueden finalizar en amenazas”, confirmó también Portillo y agregó: “Hay quienes dentro o fuera de la Iglesia han sido factores contrarios de apoyo a la prevención”.
El papa Francisco, apenas en febrero, había solicitado a los ‘apóstoles de la prevención’ de CEPROME que no cejaran en su labor aún “si les enviaran sicarios” para intimidarlos.
Para el Nuncio Coppola aún “hay todo un muro de desconfianza que hay que superar” pero espera que la presencia de Scicluna y Bertomeu a finales de mes resulte en una intervención eficaz: “Tengo confianza de que algo se ha movido. Había una situación de gran desconfianza. Hay algunos que están aprendido la confianza… Porque México es un país que puede ser modelo. Buen ejemplo o mal ejemplo; pero creo que la Iglesia toda pone todo su empeño para que sea buen ejemplo para todos los demás”.