Ciudad de México.- Durante su estancia en México, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, ha compartido un urgente llamado al multilateralismo internacional, también a la reconciliación de los pueblos y al ejercicio de una política que no fomente la confrontación pues “a largo plazo, es una política perdedora que no construye nada bueno”.
En entrevista, el cardenal Parolin mostró su preocupación sobre la guerra actual en el este de Europa y por la política de la discordia que se presenta en no pocas regiones del orbe; también compartió su parecer sobre la actual situación entre el Estado mexicano y la Iglesia católica tras estos últimos 30 años de restablecimiento de relaciones diplomáticas y el reconocimiento del país a las asociaciones religiosas.
Más fraternidad, menos confrontación
En primer lugar, lamentó la proliferación de un estilo político que opta por la confrontación y la polarización:
“Estamos viendo que los hombres se ven, se consideran y tratan como adversarios, como enemigos y no como hermanos. Creo también que en la política ciertamente hay cosas particulares que se deben tratar en cada Estado y situación; pero, al final de cuentas, el problema estriba en el hecho de que se considera como un enemigo al que no pertenece a tu partido, a tu ideología o a tu visión del mundo, y se llega a pensar que se tiene que eliminar porque no lo consideramos como una persona que puede ayudarte a vivir mejor y a realizar mejor también tus proyectos tus ideales; no lo vemos como un hermano”.
El cardenal secretario -quien ha llevado buena carga de la operación diplomática para la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania- aseguró que la actual guerra “es un motivo de gran preocupación para todos [pues] habíamos pensado que, después de la Segunda Guerra Mundial y de la reconstrucción del mundo, se había alcanzado cierta madurez también en las relaciones internacionales”.
No obstante, Parolin afirmó que “la idea del multilateralismo, donde todos se ponen juntos para afrontar y responder a los problemas… está cayendo, está desapareciendo y vuelven nuevamente los intereses personales, los intereses nacionales y de grupo. Y estos intereses al final de cuentas chocan los unos en contra de otros”.
“Estamos volviendo al paradigma de Caín. En donde el otro no es percibido como un hermano”, lamentó.
El ‘número dos de la Santa Sede’ dijo que esta es la razón detrás de la urgencia planteada por el papa Francisco respecto a la ‘fraternidad universal’ que ha plasmado en su encíclica ‘Fratelli tutti’: “El Papa mismo dice: Para mí, esto es fundamental en el mundo de hoy, un mundo más fragmentado, más pluralista… en el sentido bueno pero también en el negativo. La pregunta central es cómo compaginar las diferencias”.
“Esto es de mayor importancia: ¿Cómo lograr hacer que las diferencias -pues tenemos aportaciones y contribuciones diferentes- no deban hacerse conflictivas, sino que se vuelvan en ocasión de mutuo enriquecimiento?”, se preguntó.
Reconciliación de los pueblos
En el mismo tenor, el cardenal Parolin afirmó que los pueblos -incluído el mexicano- requieren un camino de reconciliación: “Cuando hablamos del bien común, como finalidad u objetivo de la política, se dice que una buena política al servicio del hombre y la sociedad debe tener como objetivo el bien común. [Por ello] hay que unir fuerzas, no oponerse los unos contra los otros, porque no sale nada bien incluso cuando se pueda pensar que pueda haber resultados inmediatos favorables; pero, a largo plazo, es una política perdedora que no construye nada bueno. Es importante la colaboración de todos, todos pueden aportar… Mi aspiración más grande es que los países de América Latina reconozcan que no se resuelven las desigualdades contraponiéndose los unos a los otros, sino poniéndose todos juntos para afrontar y resolver estos problemas”.
Positiva relación bilateral
Parolin visitó México para presidir la ordenación episcopal del mexicano Javier Herrera a quien el Papa lo ha nombrado Nuncio para Gabón y la República del Congo; pero también para participar en el Acto Académico “Laicidad abierta y libertad religiosa, una visión contemporánea” en el marco del XXX Aniversario del Restablecimiento de Relaciones Diplomáticas entre el Estado Mexicano y la Santa Sede. Al ser interrogado sobre cómo vislumbra la libertad religiosa en México y cómo se encuentra el tono de la relación bilateral entre la Santa Sede y el gobierno mexicano aclaró:
“Creo que en estos treinta años hubo grandes avances en las relaciones Iglesia-Estado si tomamos en consideración la situación de la cual empezamos. Yo estaba aquí en aquel entonces y pude participar en los esfuerzos que hizo monseñor Prigione… Fue un logro muy importante, porque la Iglesia salía de una situación de clandestinidad; prácticamente la Iglesia no existía según la Constitución mexicana como fruto de la historia y de todas las peleas y dificultades que hubo en México”.
El Cardenal explicó que, en ese proceso, la Iglesia siempre fue muy clara en distinguir que los ámbitos de lo religioso y lo político son distintos “no se pueden mezclar, cada uno tiene su ámbito de acción, su ámbito de competencias, de acercamiento, pero también hay necesidad de colaborar y esta necesidad parte del sujeto al cual se dirigen tanto la Iglesia y el Estado que es el ciudadano, el hombre, el fiel”.
Libertad religiosa
Parolin consideró que sí ha habido avances respecto al tema de la libertad religiosa en México; sin embargo, apuntó que aún faltan varias precisiones respecto a lo alcances de la relación y colaboración entre el Estado y la Iglesia: “Treinta años son muchos para la vida para una persona pero son pocos también en el marco de la historia. Conociendo de dónde venía México, de todos los problemas que hubo antes de los conflictos, muy abiertos y duros que hubo, creo que necesitamos también un poco de paciencia”.
Al respecto, el cardenal Parolin también reflexionó sobre la participación de los creyentes en la política y, especialmente, las libertades fundamentales que las instituciones deben garantizarles:
“El tema siempre es muy difícil sobre la intervención de la Iglesia en lo político. Creo que es un tema ‘sacrosanto’ para México. Yo creo que quizá saldrá a colación [en el diálogo con autoridades] el decir que la Iglesia tiene derecho a expresar su punto de vista también sobre la situación socioeconómica y política del país. [Una expresión que] no es en aras de una conflictividad ni de ponerse en contra de nadie, porque no es este el entendimiento de la Iglesia, sino el dar aportes para mejorar la situación”, explicó.
Finalmente, el Secretario de Estado concluyó: “Yo creo que tenemos todos que aceptar que haya también una crítica constructiva… es otro punto importante para la política: estar abiertos a aceptar que haya gente que nos puede decir algo, porqué a mí siempre me han enseñado que cuatro ojos ven mejor que dos, es un principio muy banal pero muy válido”.