Ciudad del Vaticano.- En el último día de los novendiali de sufragios por el papa Francisco que la Iglesia católica celebró con ceremonias eucarísticas presididas por miembros del colegio cardenalicio, el cardenal Dominique Mamberti, protodiácono del Colegio Cardenalicio, elogió el servicio del pontífice argentino:
"Todos hemos admirado cómo ha sido fiel a su Misión hasta las máximas de sus fuerzas. Advirtió a los poderosos que debían obedecer a Dios antes que a los hombres y proclamó a la humanidad: la alegría plena del Evangelio, el Padre Misericordioso, Cristo Salvador".
Compartió con el colegio de cardenales y los fieles que participaron de las ceremonias que, él estuvo cerca del papa Francisco el Domingo de Pascua, en la víspera de su muerte: "Estuve en la logia de las bendiciones de esta Basílica, [soy] testigo de su sufrimiento, pero sobre todo de su valentía y de su determinación de servir al Pueblo de Dios hasta el final".
En una sorpresiva tarde lluviosa en Roma, la Basílica de San Pedro albergó a ministros y fieles que presentaron sus oraciones por el eterno descanso del papa Francisco. En su homilía, el cardenal Mamberti se centró en el relato de la aparición de Jesús resucitado a sus discípulos junto al mar de Tiberíades. El pasaje subraya la reconciliación de Pedro con Cristo tras su negación, marcada por la triple pregunta: "¿Me amas?". Mamberti destacó que este diálogo simboliza "la fragilidad humana abrazada por la misericordia divina".
"Jesús encuentra a Pedro en su debilidad, aceptando incluso su amor imperfecto", afirmó, retomando reflexiones de Benedicto XVI. Señaló que el camino del apóstol —marcado por el fracaso, pero redimido por la gracia— sirve de modelo para todos los cristianos.
La homilía también recordó un discurso de san Juan Pablo II donde el pontífice polaco describió su propio vínculo espiritual con la historia de Pedro: "Cada día, siento la mirada de Cristo que me pregunta, como a Pedro: ¿Me amas?". Mamberti vinculó este legado con el pontificado de Francisco, elogiando su compromiso inquebrantable con el servicio, incluso a costa de sus fuerzas. Rememoró sus llamados a líderes mundiales a "obedecer a Dios antes que a los hombres" y sus esfuerzos por llevar la alegría del Evangelio a comunidades marginadas, mediante enseñanzas, viajes y gestos de humildad.
La ceremonia también resaltó la devoción de Francisco a la oración y la adoración. Mamberti citó sus frecuentes exhortaciones a "redescubrir el dinamismo del amor" de la contemplación, arraigada en la espiritualidad ignaciana. Mencionó sus 126 visitas al ícono Salus Populi Romani en Santa María la Mayor, símbolo de su piedad mariana. "Su vida estuvo anclada en la adoración, que él llamaba el corazón de la misión", señaló.
Mamberti concluyó encomendando al papa Francisco a la intercesión de la Virgen María, recordando su lugar de descanso junto al venerado ícono.
El novenario, tradición que se remonta a la antigua Roma, concluye con una serie de gestos de despedida y de elogios al testimonio del legado de Francisco: misericordia, defensa de los pobres y profundidad espiritual. Mientras el colegio de cardenales en el Vaticano se prepara para el cónclave que iniciará con la Misa Pro Eligiendo Pontifice y la primera votación en la Capilla Sixtina el 7 de mayo.