Ciudad del Vaticano.- En el quinto día de los Novendiales —los nueve días de oración por el difunto Pontífice—, la Capilla Papal de la Basílica de San Pedro acogió esta tarde una Celebración Eucarística en sufragio del papa Francisco, presidida por el cardenal Leonardo Sandri, vice decano del Colegio Cardenalicio.
El purpurado diplomático destacó el tipo de servicio realizado por el pontífice argentino a favor de la unidad intergeneracional, gegráfica y la preparación para el Jubileo del 2033, hacia los dos mil años de la Redención.
En su homilía, el cardenal Sandri subrayó que el ministerio del Papa, como sucesor de Pedro, se fundamenta en la Resurrección de Cristo. “Pedro confirma a los hermanos en la fe de que el Crucificado es el Resucitado”, afirmó, vinculando el sufragio de los Novendiales con la esperanza cristiana en la vida eterna. Recordó que, incluso para un Pontífice, “la unidad de la historia de cada persona está en las manos de Dios”, aludiendo al perdón de los pecados como parte central de la fe.
Sandri enfatizó que el título Servus Servorum Dei (Siervo de los Siervos de Dios), adoptado históricamente por los Papas, debe reflejarse en la vida de todos los obispos y cardenales; y nombró algunas de las naciones periféricas que, por primera vez en la historia, tienen representación en un cardenal gracias a los consistorios celebrados por Francisco. Citó además ejemplos de radical humildad en el pontificado de Francisco, como el llevar el Jueves Santo el lavatorio a presos en cárceles y su gesto de besar los pies de líderes de Sudán del Sur para implorar paz. “Reinar es servir”, insistió, recordando que el color púrpura de los cardenales simboliza su disposición a dar la vida por el Evangelio.
Al evocar la lectura de los Hechos de los Apóstoles, Sandri vinculó el evento de Pentecostés —donde “cada pueblo escuchó en su lengua”— con la diversidad geográfica y cultural de la Iglesia actual. Mencionó comunidades desde las islas del Pacífico hasta el norte de África, algunas marcadas por el martirio, como en Marruecos y Argelia.
Subrayó la necesidad de un diálogo entre jóvenes y mayores, retomando una idea frecuente en Francisco: “No hay futuro sin este encuentro. Sin raíces no hay crecimiento; sin nuevos brotes, no hay florecer”.
El cardenal recordó que Francisco, en su Bula de Indición del Jubileo, proyectó un “sueño” para la Iglesia: conmemorar en 2033 los dos mil años de la Redención con una peregrinación espiritual a Tierra Santa.
“Esperamos proclamar desde el Santo Sepulcro, junto a todos los bautizados, ‘¡El Señor ha resucitado!’”, citó Sandri, destacando que este camino requerirá “fe operosa, caridad concreta y esperanza perseverante”.
Los Novendiales, explicó Sandri, no solo son un rito de despedida, sino un puente hacia la elección de un nuevo Papa. Tras evocar la profecía de Joel —“los ancianos soñarán y los jóvenes verán visiones”—, instó al Colegio Cardenalicio a escuchar “el sueño de Dios para la Iglesia” con humildad y audacia.