Ciudad de México.- El sacerdote mexicano José Juan Montalvo, conocido como 'El Padre Borre', se ha convertido en una figura emblemática de la evangelización digital en América Latina. Con un perfil que combina su labor pastoral con una activa presencia en redes sociales, aborda los desafíos de ser un influencer católico en un entorno donde la identidad personal y el mensaje cristiano deben coexistir.
En el marco del encuentro Conecta2, organizado por el CELAM y el Dicasterio para la Comunicación, el Padre Borre reflexionó sobre los riesgos y oportunidades de la misión digital.
“El peligro del ego es inherente a cualquier forma de pastoral, no solo a lo digital”, señaló, al comparar la exposición de los líderes en redes sociales con la de sacerdotes en comunidades locales. “Un párroco sin redes también puede caer en protagonismos. La clave está en reconocer nuestra humanidad para trabajar en humildad”, afirmó.
Sobre el equilibrio entre la persona y el mensaje, Montalvo subrayó la importancia de “señalar a Dios, no al dedo que lo señala”. Este símil, inspirado en la tradición mística, resume su enfoque: evitar que la atención recaiga en el mensajero y no en el Evangelio. “Pido a Dios que me mantenga torpe ante la fama. Cuando alguien me reconoce en la calle, recuerdo que no soy yo el importante”, confesó.
El sacerdote reconoció los riesgos amplificados en el mundo digital: “Un error en redes se vuelve global; en una parroquia, queda local”.
Pese a esto, defendió la necesidad de asumir esos riesgos: “Nunca antes el Evangelio tuvo un alcance tan masivo. Un joven hablando de Dios puede tocar miles de corazones”. Destacó, además, el coraje de los misioneros digitales que, ante la crítica y el escaso apoyo inicial de la Iglesia, se aventuraron a crear contenidos.
Montalvo hizo un llamado a abordar los errores con “misericordia”, tal como la Iglesia ha hecho históricamente con sus miembros. “Son los mismos tropiezos de quien intenta seguir a Cristo, pero en una vitrina pública. Necesitamos acompañamiento, no solo señalamientos”, argumentó.
Su postura refleja un diálogo más amplio en la Iglesia, que busca integrar a los influencers católicos sin perder de vista su identidad misionera. Para El padre Borre, la clave está en la oración, la transparencia y la conexión con las estructuras eclesiales: “No inventamos nada nuevo. Somos continuadores de los primeros apóstoles, pero con herramientas distintas”.
Con más de 20 países participando en Conecta2, figuras como El padre Borre encarnan un puente entre la tradición y la innovación, donde la fe se adapta sin perder su esencia. Su mensaje resume el desafío dual de la era digital: navegar la fama con humildad y aprovechar su potencial para que, como él dice, “Dios llegue a donde nunca antes habíamos imaginado”.