Ciudad de México.- En el marco de la consternación generalizada entre los ministros de culto por la historia del sacerdote italiano Matteo Balzano, quien cometió suicidio en días pasados, la Arquidiócesis de México pidió reflexionar sobre la estabilidad emocional y la salud mental de los sacerdotes. A través de su órgano informativo oficial, la Iglesia capitalina declaró que "los sacerdotes también son humanos" y pidió reflexionar sobre "¿Quién cuida a quienes cuidan?". Además, preguntó: "¿Quién acompaña a los que dedican su vida a consolar, escuchar y sostener a otros?"
En una semana en la que el propio cardenal arzobispo de México, Carlos Aguiar Retes, fue cuestionado por un grupo de sacerdotes por "la extensa lista de colectas y compromisos económicos" y se recordó: "Usted tiene la misión de velar por el bienestar pastoral y económico de la Arquidiócesis, así como de acompañar y proteger a sus sacerdotes, frente a iniciativas... que resultan en una sobrecarga a la realidad que vivimos"; el semanario Desde la fe retomó la inquietud: "¿Quién acompaña a los que dedican su vida a consolar, escuchar y sostener a otros?"
El órgano informativo manifestó su preocupación por el bienestar emocional y mental de los sacerdotes; a través de su editorial, los editores sostuvieron que hablar de ello no es un tabú, sino una necesidad pastoral; y exhortó a los ministros de culto a cuidar su formación intelectual y velar por su bienestar espiritual, emocional y psicológico.
La Iglesia reconoció que "los sacerdotes también son humanos. También se cansan. También se angustian. También pueden deprimirse. Y sí, también pueden perder la esperanza".
El semanario aseguró que "la salud mental de los sacerdotes sigue siendo un terreno poco explorado, muchas veces envuelto en silencios, autoexigencias y soledad" y recordó que en uno de sus primeros mensajes, el papa León XIV subrayó que la vida espiritual del sacerdote es de gran relavancia: "Tantas veces, cuando necesiten ayuda: busquen un buen acompañante, un director espiritual, un buen confesor. Nadie aquí está solo. Y aunque estén trabajando en la misión más lejana, ¡nunca están solos!".
Finalmente, el editorial destacó que la comunidad también está llamada a mirar a sus sacerdotes con ternura, "a no tratarlos como funcionarios ni superhombres. A preguntarles, simplemente, cómo están. A ofrecerles una conversación, una amistad sincera. Porque un sacerdote sin vínculos reales y sin afectos sanos corre el riesgo de ahogarse en el aislamiento".
Agregó que, al interior del clero, es importante fortalecer una cultura de fraternidad y apoyo mutuo, donde los sacerdotes se animen a hablar entre ellos, a no disimular el cansancio, a buscar ayuda sin temor al juicio o la incomprensión.
"Cuidar la salud física, dormir bien, hacer ejercicio, tomarse descansos, acudir al médico, todo eso también forma parte de la espiritualidad. También es parte del ministerio y expresa fidelidad a la vocación recibida", indicó.
Asimismo, enfatizó que cada diócesis, incluida la Arquidiócesis de México, cuenta con personal, instancias y estructuras dedicadas al cuidado de los sacerdotes, sin embargo, estas no pueden sustituir la responsabilidad personal de cada presbítero en el autocuidado.