Mérida, Yucatán.- Luego de que el Congreso del Estado de Yucatán pasara una modificación de ley en la que despenaliza el crimen de aborto hasta las 12 semanas del embarazo, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, reiteró que los creyentes cristianos no comparten la postura planteada por los legisladores locales pues "no es ninguna solución" el terminar con la vida del ser en gestación.
El arzobispo recordó que desde diversas perspectivas, tanto religiosas como científicas, la vida humana individual e irrepetible comienza a existir desde la conepción; es decir, desde el momento en que el óvulo es fecundado. Por ello, insistió en que la Iglesia católica no comparte la perspectiva de los legisladores que relativizan la dignidad humana del ser en gestación para promover la realización de abortos aparentemente "sin consecuencias".
Rodríguez Vega también lamentó que se utilice políticamente por parte de los promotores del aborto la expresión "interrupción del embarazo" o "suspensión del embarazo"; porque en el fondo, dijo, es un eufemismo para evitar lo que en realidad ocurre que es el asesinato de un ser humano, inocente de toda circunstancia previa, vulnerable y en gestación dentro del cuerpo de su madre.
La despenalización que se otorga para "deshacerse del ser humano que ya existe en el vientre de la mujer" es una decisión lamentable para el líder de la Iglesia católica en Yucatán.
No obstante, el arzobispo dijo que la Iglesia estará siempre a favor de la vida: "Dios es el Dios de la vida, no el Dios de la muerte" y aprovechó para celebar y animar especialmente a los agentes sanitarios para que obren según su conciencia y convicción como custodios de la salud y el bienestar de los pacientes: "Hay médicos con una conciencia auténtica, bien formada que se niegan a cualquier forma de aborto porque dicen: 'Estoy hecho para salvar la vida, no para quitar la vida'".
Rodríguez Vega también reconoció que, muchas veces, las mujeres se enfrentan a diferentes conflictos, algunos muy serios, que las hace preocuparse sobre cómo traer al mundo a un ser humano y qué será de ese bebé; sin embargo, dijo que la Iglesia y el gobierno deben garantizar condiciones y acompañamiento seguro para las mujeres con embarazos inesperados; incluso facilitar la adopción.
El pastor pidió a las mujeres con embarazos inesperados o con inquietudes sobre el futuro que no se desesperen por motivos de pobreza para considerar el aborto porque eso se puede resolver. Incluso pidió a las mujeres víctimas de violación y embarazadas que busquen el camino del perdón y de amar la vida que se ha concebido en su vientre:
"Quizá la violación sea la más traumática de todas las ofensas que se le puedan hacer al ser humano; pero no es imposible el perdón cuando están unidos totalmente a Dios, en Él encuentran fuerzas para perdonar y para seguir adelante, para amar la vida". Dijo que rechazar esa vida concebida no es la manera de librarse de aquella agresión, ofensa y vejación que se les hizo.
Sugirió, por ejemplo, que estas mujeres "estarían más en paz, felices, si traen al mundo a ese hijo, aunque después lo den en adopción. Hay quienes quisieran recibirlo y atender esa vida en lugar de ellas", finalizó.