Ciudad de México.- En el marco de la celebración del Día de la Bandera de México, los obispos del país emitieron un mensaje en el que comparten sus preocupaciones por la administración de Donald J. Trump como presidente de los Estados Unidos y, al mismo tiempo, manifiestan "debemos aceptar y reconocer que el verdadero enemigo lo tenemos en nuestro propio país".
A través de un mensaje titulado "Un llamado a la unidad y corresponsabilidad por un futuro con esperanza", la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se dirigió a la sociedad y a la clase política del país, subrayando la urgencia de enfrentar desafíos estructurales y fomentar la cohesión social durante el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, quien asumió la presidencia en 2024 como la primera mujer en ocupar el cargo.
El documento, firmado por los obispos Ramón Castro Castro, presidente de la CEM, y Héctor M. Pérez Villarreal, secretario general, reconoció la “apertura al diálogo” de Sheinbaum y destacó el significado histórico de su mandato. No obstante, advierte que su gestión enfrentará presiones externas, particularmente del gobierno estadounidense, cuyas políticas —según la CEM— buscan “combatir el narcotráfico, abordar la migración y reequilibrar relaciones económicas” en favor de los Estados Unidos.
En su mensaje, los obispos enumeraron cuáles son problemas internos de la nación que, a su juicio, requieren atención inmediata: Desigualdad y pobreza, corrupción e inseguridad, salud y educación, migración y debilidad del 'Estado de derecho'.
El documento habla de la necesidad de “respuestas de fondo” para generar oportunidades; hace una crítica a la expansión del crimen organizado y la “degradación social”; alerta sobre carencias en servicios públicos y calidad educativa; confronta la política migratoria que los usa como “moneda de cambio”; y, como han hecho en otros mensajes, aseguran que México vive un “deterioro institucional” donde prevalece la impunidad.
Por ello, los obispos recomendaron que estos desafíos exigen una “auténtica unidad nacional”, más allá de divisiones partidistas, y también sugirieron a las autoridades mexicanas a implementar estrategias incluyentes con la sociedad civil, asociaciones religiosas y ciudadanía.
Frente a las tensiones bilaterales, los obispos pidieron “diálogo respetuoso” con el gobierno estadounidense, pero subrayaron que el “verdadero enemigo” está dentro de México. “La unidad debe comenzar por superar nuestros problemas no resueltos”, señalaron, citando al papa Francisco: 'La unidad prevalece sobre el conflicto'.
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La CEM reiteró su disposición a cooperar en la construcción de paz y el restablecimiento del Estado de derecho, promoviendo “inversiones para el desarrollo económico” y mejores condiciones laborales, especialmente para jóvenes. Asimismo, convocó a los mexicanos a “unirse en oración” y a ser “constructores de paz” en sus entornos.
El mensaje cerró con un llamado a anteponer el bien común y a mirar los desafíos como una oportunidad para la unidad nacional.
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