Ciudad de México.- Los episcopados de Estados Unidos, México, Guatemala y resto de Centroamérica extendieron sendos mensajes de indignación por la muerte de medio centenar de migrantes que fueron abandonados en la caja de un tráiler en San Antonio, Texas.
La tarde del 27 de junio, los cuerpos de 46 migrantes fueron encontrados dentro de la caja de un tráiler, otros 16 heridos fueron trasladados a diversos hospitales. Desafortunadamente, a pesar de la intervención médica, cinco de los heridos fallecieron debido a la profunda deshidratación y otros padecimientos.
Según los reportes de la policía de Texas, los migrantes fueron abandonados el fin de semana pasado sin agua, ni aire suficiente y bajo el abrasador sol que elevó la temperatura por encima de los 39° Celsius. La probable causa de la muerte de las víctimas fue sofocamiento, golpes de calor, agotamiento y asfixia.
Tras el funesto hallazgo y las labores de rescate, el obispo Mario Dorsonville, auxiliar de Washington y titular del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB) expresó:
"Esta es una trágica pérdida de vidas humanas y una descripción desgarradora de los riesgos extremos que asumen los migrantes por pura desesperación. Con profunda tristeza, me uno al arzobispo García-Siller para orar por fortaleza, misericordia y comprensión durante este momento difícil, especialmente para los sobrevivientes de este horrible incidente. También me uno al papa Francisco para pedirle al Señor que abra nuestros corazones para que estas desgracias nunca vuelvan a suceder".
En su mensaje, Dorsonville también lamentó las actitudes de discriminación contra los migrantes y afirmó que "tal desprecio por la santidad de la vida humana es demasiado común en el contexto de la migración".
Pidió que la sociedad norteamericana participe en "construir una cultura de la vida [pues] no podemos tolerar esta injusticia... Para evitar más pérdidas de vidas, instamos a los gobiernos y la sociedad civil a promover el acceso a la protección, incluido el asilo, desarrollar nuevas vías para quienes se ven obligados a migrar y combatir la trata de personas en todas sus formas", aseveró.
Por su parte, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su dolor tras la trágica muerte de al menos 22 migrantes mexicanos que iban en ese tráiler. Los obispos mexicanos repitieron las palabras del papa Francisco sobre los fenómenos migratorios: "Esos hermanos y hermanas nuestras intentaban salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un puesto mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte".
Del mismo modo, la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) emitió un comunicado en el que se solidariza con las familias de migrantes muertos en San Antonio Texas, y también en el norte de África (luego de los trágicos eventos de Melilla). En la misiva, la CEG reafirmó el compromiso de la Iglesia de acompañar a los migrantes en su caminar, e instó a que quienes son responsables de estos hechos reconozcan su culpa y enmienden su conducta.
"Confirmamos y renovamos nuestro compromiso pastoral en acompañar a las personas migrantes en su caminar, conscientes de que las dinámicas socio-políticas impulsadas entre los países obligan a los migrantes a asumir riesgos siempre mayores, entregándose a redes de tráfico, sin escrúpulos, trayendo en la mayoría de los casos, consecuencias letales".
Los obispos de Guatamala también exhortaron a los gobiernos a que asuman sus responsabilidades sobre el fenómeno migratorio.